Mexicanos viven discriminación por «narcoseries»
24 de mayo de 2024Con más de 23 mil 500 connacionales presos en Estados Unidos para finales de 2023, y otros 795 casos en todo el mundo —la mayoría bajo acusaciones de narcotráfico, delitos contra la salud y homicidio, según estadísticas de la Secretaría de Relaciones Exteriores—, los prejuicios en contra de los mexicanos se han multiplicado incluso entre las autoridades de diversos países.
Más aún en las regiones donde hasta hace poco no había presencia del crimen organizado mexicano y actualmente han incrementado los casos de detenidos, sentenciados o en proceso: 609 en Latinoamérica; 84 en Asia y Oceanía; 82 en Europa; 10 en África y Medio Oriente y 10 en Canadá.
Valga un ejemplo personal de esta reportera que ilustra los efectos de los prejuicios contra mexicanos en diferentes países.
En los albores de 2016 me detuvieron junto con mi hijo menor de edad en el aeropuerto de Bogotá, mientras esperaba el vuelo de conexión que me llevaría a la Ciudad de México procedente de Argentina. Guardias de seguridad rodearon la sala de espera, preguntaron mi nombre y ordenaron: “Síganos”.
Tenía tiempo de sobra porque la interconexión tenía demora de dos horas, pero la falta de tacto para llevarme a un sitio desconocido me puso a la defensiva. No solo por el papelón frente a tantos viajeros que nos miraban y cuchicheaban, sino porque yo no veía razón de separarme del resto. ¿Por qué y para qué?
Dijeron que se trataba de una inspección “extraordinaria”. Entonces entendí todo: pensaban que yo era una mula, una madre que simulaba viajar con un niño para transportar droga, una de las modalidades más populares en la ruta México-Colombia-Argentina y no una periodista en un viaje entre el trabajo y el placer.
Me llevaron a uno de los famosos “cuartitos” especiales para migrantes en líos. Ahí me cocinaron a fuego lento en un interrogatorio que remató con la petición de que firmara mi consentimiento para pasarme a una revisión con rayos X. Acepté en un principio pero cambié de opinión cuando se negaron a que tomara una foto al documento para mandarlo a mi abogado.
Después de una larga discusión que atestiguó mi hijo, optaron por dejarme ir antes que ceder a que yo tuviera un testimonio del trato discriminatorio que me estaban dando: con sus acciones señalaban que una mujer, mexicana, con un niño pequeño, no podría ser sino una mula.